31 marzo 2017

Sobre Nosotros

En Roma con Mita Medici

La actriz, atenta a los cambios de su ciudad, nos conduce por Roma, dentro y fuera de los muros.

Extraído de: “Marie Claire Maison”, año 5 número 10, octubre 2007

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Aqui el archivo en formado PDF (en Italiano):  “Marie Claire Ottobre 2007 : A roma con Mita Medici”


Bacalao y pasas, Domingo una excelente lasaña

TRATTORIA Micci en el barrio de Prati: comida genuina y tradicional

Después de la muerte de sus padres, Angelo y Marcello Micci se vieron enfrente a la decisíon si continuar o no con la activitad familiar de restauración. Afortunadamente, los hermanos siguieron trabajando en el camino de sus antecesores e hicieron todo lo posible para enriquecer la puja culinaria con una bocanada de nueva pasión sin nunca dar la espalda a la tradición.

Y es así que sentados a la mesa, servidos con cordialidad y cortesía, pueden saborear los rigatoni a la carbonara, la sopa de cebolla (a la francesa, porque Angelo pasó mucho tiempo en Francia), el bacalao y pasas. Los ñoquis del Jueves, pejerreyes y calamares fritos. Todos los domingos se sirve la lasaña tan amada por los clientes que también aprecian el lomo con pimientas verdes o con corteza (pan, salsa especial del cocinero y una loncha de jamón) o los tagliolini con los mariscos, el estofado, los saltimbocca a la romana, las anchoas gratinadas al horno. Hay que mencionar, después, los postres: la tarta de manzana, el strudel, el pastel de cereza, la créme brulé y el souflé de chocolate. Interesante cantina.

Extraído de: “Trova Roma – La città in tasca”
Semanario de “La Repubblica”, 2004


Ningunos vuelos pindáricos, aquí en Micci, en el barrio de Prati, tu tienes la sensación de haber llegado a un puerto seguro. Aquí se encuentran todos los platos clásicos de una trattoria, con algunas incursiónes entre los platos de la cocina pobre (deliciosa es la sopa de raja) y una pizza hecha en el horno de piedra.

Extraído de: Il Messaggero – 1997
Columna “Dove si mangia” por Paolo Scotto


Prati de carne y pescado

vignetta_venerdi-trattoria-micciDetrás de muchos restaurantes (no todos) hay una historia. Y no todos (pero quizás solo esto) han enmarcado el pasaporte de un muerto. Para recordarlo siempre. El pasaporte, número 4156796/P, era de Piero Ciampi, poeta de la canción con un halo de “maudit”. Giancarlo Fusco, otro personaje fuera de lo común, ha estado uno de los clientes habituales de esta trattoria en el barrio de Prati: si él pagaba bien si no amén.
Armando Micci, de Ancona, abriò su restaurante en 1960, el año de las Olimpiadas, con su mujer, Valeria, en la cocina. Línea tradicional. Sus hijos Angelo y Marcello, siguieron en el tiempo otras direcciónes. Cuando ellos heredaron el restaurante (1990) lo alquilaron. Uno de los dos hermanos dirigía la CIT en París y el otro era el director comercial de St. Laurent Italia. Pero es como si los dos tuvieran una espina en la garganta. Ellos deciden dejar los respectivos trabajos, retoman el restaurante y, confíando en un buen cocinero, empiezan esta nueva aventura. Y ahora estan aquí desde hace aproximadamente tres años.
Gran atención en la materia prima (la mozzarella de búfala llega solo de Mondragone; los tomates, preferentemente, solo de Pachino; las aceitunas negras solo de Gaeta) y recuperación de una clientela mixta: las familias del domingo, que no se pierden las abundantes lasañas al horno (plato casi desaparecido, ¿os habéis dado cuenta? , como el estofado), los clientes de la RAI, un sólido grupo de pintores, músicos y actores. Se puede también comer solamente una pizza (buena, horno de piedra): Margherita con búfala, 14.000 liras, solo con mozzarella 9.000 liras.
Más pescado que carne, sobre todo en verano: strozzapreti con langosta, rigatoni con las almejas y los pimientos crudos (muy respetables también aquellos simplemente con tomates y albahaca), sopa de pescado (reserva anticipada como por la pajata y la cola alla vaccinara). Y después: fritura de pescado, rodaballo con patatas y lubina a la sal. Adémas: cerdito al horno (claramente no en estos dias), saltimbocca a la romana, albóndigas. Es decir una cocina sincera, auténtica, en un local muy cordial y hasta tarde. Hay que mejorar la carta de vinos, aunque alguna reciente novidad (Montiano) hace bien esperar.

Extraído de: Il venerdì di Repubblica – 1 de agosto 1997 n. 491
Columna “Mangia e Bevi” por Gianni y Paola Mura
Diseño: Ro Marcenaro.

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